El cuidado por la materia prima es algo en lo que todos coinciden si se quiere conseguir el mejor resultado y por eso nos preguntamos cuáles son los mejores tomates para hacer este plato. Busca siempre tomates de color rojo brillante. Hay que comprarlos cuanto más maduros, mejor. Que sean de la huerta, o mejor producción ecológica. Desde la Salmoreteca, Rosa nos cuenta que siempre utilizan tomates de la Vega del Guadalquivir que les llegan a diario. Para su receta, seleccionan tres variedades diferentes que mezclan en la elaboración: El tomate daniela lo elegimos porque es el que le aporta una mejor textura al salmorejo, el de pera por su contribución al olor, un aroma es inconfundible, y el de rama por el sabor y también el color. Con respecto al punto de maduración, comenta que lo idóneo es que esté mejor duro, nunca pasado. En nuestro caso buscamos que esté coloradito, pero lo justo. Hay que intentar encontrar el punto óptimo de maduración que es cuando el tomate, gastronómicamente hablando, alcanza su plenitud en las cualidades de dulzor, color y textura. Las variedades que utilizan son raff y pera. La primera por su composición cárnica, la textura que aporta y el amalgamiento que da al conjunto de la elaboración, la segunda porque añade un matiz dulce muy rico frente a la acidez que presentan otras variedades. En la Taberna La Montillana valoran mucho el color de las piezas para que el resultado sea el esperado: una crema rojiza. Pero insisten igualmente en evitar los tomates excesivamente maduros para equilibrar el sabor entre los ácidos y azúcares. En esta cocina, donde trabaja José Chamizo, se utiliza para el salmorejo el tomate de pera que le traen de la provincia de Cádiz. Un tono vibrante, una piel muy fina y una carne con poca agua, lo que da como resultado un sabor más intenso. En definitiva la clave está en tocar y oler los tomates, evitar los que estén pasados para que la acidez no estropee la receta.