Recorrido histórico por el caza de Aragón

Salimos temprano desde Barcelona y nos dirigimos hacia la Sierra de Alcubierre. En la Sierra se encuentran restauradas las trincheras que levantaron la Columna Lenin del POUM y más tarde ocuparon tropas de la Columna Carlos Marx del PSUC. Concretamente las de la posición del Monte Irazo y San Simón, donde combatió el internacionalista George Orwell. En su obra “Homenaje a Catalunya” cuenta sus vivencias y experiencias en aquel frío invierno de 1937. También traspasamos las líneas enemigas para conocer las posiciones que el Ejército sublevado conquistó en septiembre de 1936 y mantuvo durante toda la contienda. Tras una parada para comer emprenderemos viaje hacia Moyuela, municipio de la provincia de Zaragoza que fue tomado por la Columna Carod-Ferrer, impulsada por la CNT aragonesa, y donde se estableció una colectividad libertaria. Recorreremos sus calles para conocer la historia de este municipio durante la guerra y la revolución, y visitaremos también varios restos de propiedad y vida comunal, como las cuevas de valtierra, el lavadero, el conjunto de fuente y abrevadero o el nevero. Al día siguiente pasaremos a la vecina población de Muniesa, ya en la provincia de Teruel. Subiremos a las trincheras del cabecico Arcil, desde donde las tropas milicianas iniciaron la recoconquista del pueblo en los primeros días de agosto de 1936. Después de comer una parrillada aragonesa emprederemos viaje hacia Barcelona. Antes de entrar en la autopista haremos la última parada de nuestra ruta histórica, que nos llevará al escenario de la Batalla de Belchite. Visitaremos las ruinas del un pueblo destruido, con sus calles, iglesias, viviendas… conoceremos los detalles militares de la ofensiva republicana de finales del verano de 1937 en los que se enmarca esta batalla, el cerco de la ciudad, su toma por el Ejército Popular y las Brigadas Internacionales y su posterior caída por las tropas del Ejército sublevado.

La caza empezó hace centenares de miles de años. La caza ha roto el equilibrio ecológico de nuestra fauna. La caza destruye nuestros ecosistemas. La Plataforma NAC convoca a salir a las calles en el primer domingo de febrero. La fecha coincide con el final de la temporada de caza con galgo, la más cruel de todas las modalidades cinegéticas, que une la muerte de los animales transformados en presas con el tormento perpetuo de los que se usan como meros utensilios. Perseguir un animal, disparar y matarlo en 2020 es algo injustificable. La caza es un pasaporte a la prehistoria. Los cazadores son cementerios ambulantes que las autonomías legalizan para que sigan su ruta de sangre. Esta y otras muertes posteriores deberían haber sido un revulsivo, deberían haber abierto un debate en los medios de comunicación, en los partidos políticos, en las instituciones que velan por la infancia, pero no, no ha sido así. La impunidad es tan grave que resulta difícil escribir sobre el impacto de la caza y sobre la complacencia de la clase política sin sentir vergüenza.

La importancia dietética, económica y política de la caza en el Aragón medieval queda reflejada en los fueros y las normativas municipales de los siglos XII-XV desde varias perspectivas. Quizá la caza no alcanzó en el Aragón medieval la trascendencia de la agricultura, la ganadería o el comercio, pero desarrolló significados muy diversos que afectaron al conjunto social. Económicamente, fue fuente de alimentación e ingresos, dio lugar a economías sumergidas y a la privatización de aprovechamientos naturales. Jurídicamente, se regularon los modos, espacios y tiempos de su práctica. Mental y socialmente, la caza estuvo impregnada de connotaciones y valores cambiantes que crearon una compleja codificación. La jerarquización de los cazadores, de las prácticas cinegéticas, de sus objetivos, sus espacios y sus presas no hizo sino reforzar el orden sociopolítico instituido. La caza en medieval Aragón tal vez no alcanzó el nivel de importancia como la agricultura, la ganadería o el comercio, pero desarrolló diversas significaciones que afectaron la vida social. Económicamente fue una fuente de alimentación e ingresos y permitió economías subterráneas y la privatización de la explotación de recursos naturales. La importancia de la caza medieval en Aragón se refleja en las leyes y regulaciones municipales de los siglos XII a XV. La caza tuvo diferentes significados que afectaron a la sociedad en su conjunto.