La masa madre es considerada como un fermento vivo, por lo tanto, hay que alimentarle constantemente con harina, agua y azúcar mientras no se esté usando. La masa madre se lleva a cabo en cinco días, comenzando con el uso de harina integral y agua, para agregarle progresivamente en los otros días, azúcar, agua y harina de fuerza. Existe la creencia de que la masa madre es más saludable. La masa “normal” está hecha con levadura industrial, pero esto no quiere decir que sea menos sana que un pan de masa madre. Lo único que define la calidad (en términos de valor nutricional) de un pan es el tipo de harina con la que se realiza. La harina y el agua se fermentan para que se eleven y se conviertan en la levadura de otros panes. El ácido láctico producido por los lactobacilos da el resultado de panes que además de tener propiedades organolépticas mejoradas (sabor y aroma más intensos) se conservan más tiempo con las cualidades del primer día. La masa madre natural destaca por un modo de elaboración libre de aditivos, mucho más saludable y que requiere un tiempo fermentativo bastante elevado. La verdad es que no hay razones para inclinarse solo por uno de estos panes, pues dependerá en gran medida del gusto de cada persona. Por otro lado, la masa madre es considerada más saludable que los panes de levadura industrial.