El sherry es un vino único en el mundo, fruto de una variedad de uva, un suelo, unas condiciones climáticas y unas prácticas vitivinícolas muy singulares, que lo hacen irrepetible.
Es mágico, complejo, diverso y versátil.
Desde los vinos más pálidos del mundo a los más oscuros, desde los más secos a los más dulces y desde los más jóvenes a los más añejos.
Todo eso es el jerez.
Todo comienza en la tierra, en las singulares albarizas del Marco de Jerez, unos suelos calizos con una extraordinaria capacidad para retener la humedad, factor clave para contrarrestar -junto a los vientos frescos de Poniente- el riguroso estío de la zona.
Este es el hábitat natural de la variedad palomino fino, de la que se obtiene la inmensa mayoría de vinos de Jerez, complementada por la moscatel y la pedro ximénez.