Uno de los primeros y más efectivos pasos para impulsar el sabor de tu pollo asado es la marinada.
Esta marinada ideal debe contener una base ácida, como el jugo de limón o vinagre, que ayude a descomponer las fibras de la carne, haciéndola más tierna.
A esto se le puede agregar aceite de oliva, hierbas frescas como romero, tomillo, orégano, ajo picado, y sal y pimienta al gusto.
Para lograr una piel crujiente y un interior jugoso, coloca trozos de mantequilla o aceite por debajo de la piel del pollo.
El proceso de cocción es esencial para un pollo asado de calidad.
Para obtener un pollo asado perfecto, precalienta el horno a 180 °C y cocina el pollo durante aproximadamente 1 hora y 30 minutos.
Una vez que el pollo esté cocido, no olvides añadir un toque final para resaltar aún más su sabor.
Al salir del horno, rocía el pollo con un poco de jugo de limón fresco o, si prefieres algo más intenso, con un glaseado de miel y mostaza.
También puedes espolvorear hierbas frescas como perejil o cebollín picado por encima del pollo antes de servirlo.