La clave para obtener un pollo cocido jugoso y tierno radica en el tiempo de cocción.
Cocer el pollo por demasiado tiempo puede resultar en una carne seca y dura, mientras que no cocinarlo lo suficiente podría ser peligroso para la salud.
Para un pollo entero, se recomienda calcular unos 25 minutos por cada 500 g de peso.
Si estás cociendo solo pechugas, muslos o contramuslos, el tiempo se reduce a unos 15-20 minutos.
Recuerda siempre comenzar con el agua hirviendo y mantener un hervor suave constante.
Puedes agregar una cebolla partida en cuartos, un par de zanahorias en trozos, un tallo de apio y un ramillete de perejil o tomillo.
Lleva a ebullición, luego reduce el fuego y cocina a fuego lento durante el tiempo indicado según el tamaño y tipo de pollo.
Para un sabor aún más rico, prueba cocer el pollo en caldo de verduras o de pollo en lugar de agua.
Si te gusta la carne más condimentada, añade un bouquet garni de hierbas frescas, como romero, tomillo y laurel, o especias como pimienta negra, clavo o jengibre.
Un chorrito de vino blanco o un poco de jugo de limón también pueden realzar maravillosamente el sabor.