Pechuga. Es muy fácil de preparar, pero también la que resulta más seca, por lo que lo ideal es combinarla con salsa y otros alimentos más jugosos.
Puedes hacerla empanada, a la villaroy, a la plancha, en fajitas, en rollo o en croquetas.
Muslo. Se divide en contramuslo y jamoncito.
Perfecto para guisos, asados, pepitoria o al horno con ciruelas.
Contramuslo. Parte superior del muslo.
Puedes marinarla, cortarla en tiritas y acompañarla de las salsas que más te gusten como mostaza o curry.
Jamoncito. Parte inferior del muslo.
Está delicioso marinado con especias, ajo y limón, y también con zumo de naranja y salsa de soja.
Ala. Tienen muy buena acogida en comidas informales con especias y distintas salsas.
Carcasa. Perfectos para preparar arroces, caldos, cremas, y ricas y reconfortantes sopas.
Pollo asado.
La receta con pollo por antonomasia. ¡Le gusta a todo el mundo!
A partir de ahí puedes cocinarlo de muchas maneras: con patatas, con verduras, relleno, al limón o a la brasa, por decir algunas.
Pollo guisado.
Otro de los indispensables en cualquier recetario que se precie.
Al chilindrón, con champiñones, a la mostaza, al curry, a la cerveza o en pepitoria son algunas de las opciones más valoradas.
Pollo frito.
Te sacan de un apuro, se cocinan rápido, gustan a todos y están riquísimos acompañados de distintas salsas.
Sin duda, la estrella es el filete de pollo empanado junto con la pechuga villaroy, los nuggets, los fingers, el pollo al ajillo o el pollo Kentucky.