La pizza no necesita presentación, todo el mundo conoce su inmensa variedad de ingredientes y sabores, que admite carnes, verduras, frutas, pescado, marisco, embutido y un largo etcétera.
Sus orígenes los encontramos rastreando en la Antigua Roma.
Ya entonces se elaboraba el pan con forma circular y se cortaba en porciones.
Después, la masa de harina fue enriqueciéndose con otros ingredientes, como la salsa de tomate o el queso mozzarella.
A lo largo del siglo XX, la pizza se convirtió en uno de los platos más populares del mundo.
Esta pasta cortada en láminas es otro de los platos estrella de la cocina italiana.
Cada región italiana prepara diferentes versiones de lasagna.
Las láminas se rellenan de bechamel y carne, pescado o verdura.
Fundamental el queso gratinado que la suele cubrir y que le da un toque de lo más apetitoso.
Es una comida originaria del noroeste italiano (Piamonte, Lombardía y Verona).
La primera receta que se conoce data de finales del siglo XIX.
En la actualidad hay multitud de variantes que admiten una buena variedad de ingredientes, como pueden ser espinacas, calabacín, mariscos, espárragos, boletus, calabaza, etc.
Esta popular sopa de verduras contiene pasta (normalmente, un tipo de pasta corta) y, en determinadas recetas, jamón, pollo o trozos de carne.
Se elabora con verduras y hortalizas de temporada: zanahorias, cebollas, judías, apio, tomates… y presenta diferentes variedades en cada región de Italia.
Se sirve con un poco de queso parmesano espolvoreado por encima.