Puedes utilizar el vino Jerez para acompañar desde una fritura andaluza hasta un plato de sushi, pasando por croquetas caseras o una tortilla de patatas. El fino es el rey de los maridajes veraniegos. Sólo hay que abrir una botella con un ceviche de dorada a la andaluza, un tartar de atún rojo de almadraba, un ajoblanco tradicional, un salpicón de marisco, una sopa fría con frutos del mar o un hummus al estilo andalusí, se conviertan en una explosión de sabores y sensaciones. La manzanilla de Sanlúcar es capaz de conquistar a todo tipo de paladares. Sus toques salinos combinan a la perfección con mariscos, pescado frito, jamón ibérico, salazones y aliños. Los platos que contienen vinagre, como ensaladas, escabeches, marinados o sopas frías, también son buenos acompañantes de este vino. El amontillado es capaz de ensalzar la riqueza de sabores de cualquier plato, en especial la intensidad del atún rojo. Los vinos de Jerez pueden multiplicar las posibilidades de disfrute de un pollo tikka masala o unas brochetas de carne al estilo teriyaki, pero también convertirse en el compañero perfecto de algo tan tradicional y tan nuestro como el salmorejo. Los jereces dulces o semidulces, como el medium, el cream, los moscateles o el Pedro Ximénez, pondrán el broche de oro a una comida o una cena.