El pan de masa madre se distingue por su proceso de fermentación con bacterias lácticas y levaduras.
Esta acción reduce los FODMAP y el ácido fítico, mejorando la absorción de nutrientes.
Un estudio publicado en Nutrients mostró que este pan disminuye el índice glucémico y modula la respuesta glucémica en adultos sanos en comparación con panes fermentados con levadura tradicional.
El contenido de ácido fítico puede reducirse hasta en un 96% con fermentación adecuada, facilitando la absorción de minerales.
Una rebanada aporta 120 calorías, 4 gramos de proteína, 3 gramos de grasa, 20 gramos de carbohidratos y 2 gramos de fibra.
El pan de 100% trigo integral emplea todas las partes del grano, lo que maximiza su valor nutricional.
El salvado suma fibra y antioxidantes, el germen suministra proteínas y grasas saludables, y el endospermo provee carbohidratos, vitaminas y minerales.
Un estudio demostró que el consumo regular de pan de trigo integral ayuda a mejorar el control glucémico y reducir marcadores inflamatorios en personas con diabetes tipo 2, en comparación con quienes consumen pan refinado.
El pan de avena, elaborado con harina integral y avena, destaca por su contenido de betaglucano, una fibra soluble que ayuda a ralentizar la digestión y a reducir la absorción de azúcar.
El pan de lino, elaborado con harina integral y semillas de lino, destaca por su aporte de ácido alfa-linolénico (ALA), un omega-3 que ayuda a regular la presión arterial y favorece la salud cardiovascular.