Muchas veces el éxito está en improvisar mezclas, combinar sabores y colores, verduras de sabor más fuerte como las espinacas con hortalizas de sabor dulzón como las zanahorias que además dan un toque de color. Un poco de salsa basta Que sí, que la salsa es alegría y anda que no hay salsas para elegir. Aunque siempre podemos optar por alguna versión más ligera como puede ser una mayonesa de yogur, o una bechamel de calabacín. Y si no tienes salsa a mano, recuerda que un yogur griego natural mezclado con una pizca de aceite, sal y especias a tu gusto da mucho pero que mucho juego. Un toque crujiente siempre ayuda Cualquier crema de verduras resultará menos aburrida tanto en sabor como en textura si añadimos algún elemento que aporte un toque crujiente, ya sean unos picatostes o croutons, o un crujiente hecho con lomo o jamón serrano. Benditas hierbas aromáticas Son capaces de convertir la más sosa de las verduras en algo realmente rico. Si no me creéis haced la siguiente prueba, probad con unas judías hervidas, primero solas, y después, las mismas judías cocidas rehogadas durante un par de minutos en una sartén con una cucharadita de aceite y un diente de ajo picado. Vinagretas para las ensaladas Si optamos por comer verduras crudas, es decir, por una ensalada, recordad que los aliños pueden ir mucho más allá del aceite, la sal y el vinagre y nos ofrecen un montón de posibilidades entre las que será fácil dar con una que se adapte a nuestros gustos.