Al estudiar sus beneficios para nuestra salud, el marisco suele estar incluido en las investigaciones que se llevan a cabo sobre el pescado en general. Así, se ha visto que un consumo alto de estos alimentos procedentes del mar está asociado a una reducción del riesgo de mortalidad y de un buen número de patologías, como la enfermedad coronaria, el accidente cerebrovascular y la insuficiencia cardíaca. Por si hubiera alguna duda, hay que recordar que pescados y mariscos son los únicos alimentos que contienen cantidades importantes de dos ácidos grasos omega 3 fundamentales para nuestro organismo: el EPA y el DHA. De hecho, más de un millón de muertes en el mundo se atribuyen a dietas bajas en omega 3 de esa procedencia. El EPA y el DHA están implicados en muchos procesos biológicos, y los estudios apuntan a que pueden ser beneficiosos para la salud mental, el cerebro y el comportamiento. Además, tienen funciones antiinflamatorias. Centrándonos en el marisco, además de omega 3 (menos que el pescado), también proporciona proteínas de alta calidad, de las que se digieren muy bien. Por el contrario, tiene poca grasa. En cuanto a vitaminas y minerales, alberga vitaminas B3 y B12, fósforo y zinc. Además, es importante destacar que los moluscos (almejas, chirlas, berberechos, mejillones, ostras) son ricos en hierro, y del que se absorbe muy bien. Y, por último, el marisco contiene mucho yodo, fundamental para el funcionamiento de la glándula tiroides.
En el capítulo de los posibles inconvenientes nutricionales, debemos hablar del sodio (sal) y el colesterol. En su conjunto, el marisco es el tipo de alimento que más sodio tiene de manera natural. Esta situación empeora cuando lo consumimos en conserva o cocido con sal añadida. El otro componente potencialmente nocivo es el colesterol, que abunda sobre todo en mariscos del tipo calamar o gamba. No obstante, la importancia del colesterol de los alimentos y su posible acumulación en sangre es un tema para el que aún no hay una respuesta fácil. De hecho, las guías alimentarias ya no centran su atención en este nutriente. Por marcar un pauta, seguir las recomendaciones oficiales de consumo de pescado y marisco (3 raciones por semana) no supone un riesgo para la salud.
Disfrutemos del marisco los días señalados y el resto tratemos de compensar con otro tipo de alimentos poco habituales esos días, que todos sabemos cuáles son. Eso sí, no convirtamos esto en una norma, sino en una excepción.