Si vamos cortos de presupuesto no hay mucha capacidad de elección: se compra lo que se puede.
Pero si para estas fiestas vamos a gastar un poco más, querremos elegir y no es siempre fácil.
El marisco es un producto muy delicado y por lo que vamos a pagar (hablamos de marisco fresco) hay que saber pedir y escoger.
Se trata de elegir el mejor producto que nos podamos permitir y disfrutar de un sabor y una textura excelentes.
Importa su procedencia.
Siempre que podamos hay que comprar marisco de origen local, porque estará más fresco y habrá sufrido menos manipulación.
El marisco de calidad debe disponer de una etiqueta que nos informe sobre características básicas como la zona y fecha de captura, el nombre de la especie o si fue anteriormente congelado.
Los ejemplares deben tener buen aspecto y estar completos, con todas las patas y las pinzas, y sin roturas en las conchas o en los caparazones.
Deben tener un color vivo y brillante, y las piezas deben estar completas, limpias y sin manchas ni rasguños.
Los caparazones deben conservar la humedad y un tacto suave al tacto.
También debemos encontrar cierta consistencia cuando se palpan con las manos, lo que indicará que el ejemplar tiene carne bajo el caparazón.
Las colas de especies como la langosta debe estar recogida, jamás extendida.
Los ojos de especies como los cangrejos deben moverse al tocarlos.
A la hora de escoger un buen marisco lo que importa es su peso.
Con un poco de práctica, es posible reconocer cuando un ejemplar grande tiene poca carne, y viceversa.
Especies como el bogavante o el centollo deben resultar pesados en relación a su volumen, lo cual indicaría que la pieza contiene abundante carne.
Que huela (bien) a mar.
En cuanto al olor, el marisco debe tener un aroma suave a mar, pero no oler mal ni tener un olor demasiado fuerte.
Si el olor es muy intenso o desagradable, significa que ese marisco no está fresco.
Que sea de temporada.
Para disfrutar de marisco de calidad hay que comprar en temporada.
Se trata de un producto estacional que dispone de etapas de limitación para protegerlo de la sobrepesca.
Estas limitaciones de pesca se adaptan al ciclo biológico de ciertas especies, lo que significa que el marisco de temporada está en su máxima plenitud.
Fuera de temporada, el marisco no ha alcanzado su pleno desarrollo y sus características son inferiores, así como sus cualidades gastronómicas.