Las primeras tortillas españolas de huevos, se conocen entorno al año 1519, tanto por los españoles como por los aztecas.
Las patatas las trajo Pizarro de América a Europa en el año 1537 como alimento para los animales, ya que en aquella época los alimentos que provenían de la tierra se consideraban venenosos para el consumo humano, teniendo que esperar hasta 200 años para que se consideraran aptas para nuestro consumo.
Existen diversas teorías en cuanto al momento exacto en el que se mezclan estos dos ingredientes, creando la receta de la tortilla española.
Hasta hace poco tiempo, el primer documento que conocemos en el que hacían referencia a la tortilla española, era un escrito que data de 1817, dirigido a las Cortes de Navarra, en el que se narra que los habitantes de Pamplona la consumían y el escrito decía: “…dos o tres huevos en tortilla para cinco o seis, porque nuestras mujeres la saben hacer grande y gorda con pocos huevos mezclando patatas, atapurres de pan u otra cosa…”
La mayoría de los platos tradicionales nacían de la necesidad más que de las ganas de innovar.
Sin embargo, un estudio reciente por Javier López Linaje, del Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC, en su libro “La patata en España.
Historia y Agroecología del Tubérculo Andino”, sitúa con datos concretos el origen de la tortilla española en la localidad extremeña de Villanueva de la Serena (Badajoz), haciendo referencia a la tortilla española en 1798, unos veinte años antes que el documento de Las Cortes de Navarra y atribuye su invención a Joseph de Tena Godoy y al marqués de Robledo que buscaban un alimento barato y nutritivo para luchar contra el hambre de la época.