Un error recurrente es echar sal fina de mesa, hay que usar de la gorda. Ya te hemos ido contando cosas interesantes sobre los mariscos, como por ejemplo la tabla que elaboró Mercadona para saber el tiempo exacto de cocción y la cantidad de sal en función de la especie y de su peso. También para cocerlo, como ya te hemos anticipado antes, hay que echar una gran cantidad de sal porque se debe cocer en agua similar a la del mar. Otro error es no comerlo con inmediatez, una cosa es congelarlo ya cocido y otra prepararlo y que aguarde unas horas, que es distinto, se pierde sabor y, sobre todo, textura. Igual que una carne puede quedar seca o jasca, un marisco puede no estar en su punto concreto de cocción, lo cual puede arruinar la preparación. Por último, cuando termine el tiempo de cocción de marisco es imprescindible pasarlo rápidamente a agua fría con hielo para que no siga cociéndose con el calor residual, así estará en el punto perfecto. Hay que tener especial cuidado con los crustáceos en este aspecto. Una vez tengamos el marisco en nuestras manos lo primero que hay que hacer es lavarlo bien, igual que las frutas y las verduras. Y este paso, a veces, no se respeta. Dependiendo del marisco no bastará solo con una enjuagada bajo el chorro del grifo, sino que deberán estar a remojo un tiempo para que suelten toda la arena. Quizá eres aprensivo, pero también hay que saber cuándo se debe poner el marisco en agua fría y cuándo en agua ya hirviendo, la respuesta está en si está vivo o muerto. En el primer caso se tiene que usar agua fría ya que irá acostumbrándose al agua y no tratará de huir, escapar y luchar por vivir. Si se revuelve, aparte de que te hará daño, se puede partir patas o cualquier otro elemento que, al entrar agua, modificará el sabor y la textura, si está muerto, al agua hirviendo.