El vino tinto para cocinar es una opción versátil que te servirá para platos más robustos, como carnes rojas, guisos y estofados. Si te estás preguntando cuál es el mejor tinto para cocinar, ten en cuenta que inclinarse por uno u otro depende de la intensidad del plato. Un vino con cuerpo como el cabernet sauvignon es ideal para carnes contundentes, mientras que uno más ligero, como el merlot, funciona mejor para guisos. Los vinos tintos aportan cuerpo y profundidad a las salsas y platos de larga cocción, como las carrilleras o el rabo de toro a la cordobesa, que te quedarán de rechupete con un tempranillo, mejor crianza que joven. Los vinos de Jerez son muy apreciados en la cocina por su diversidad y abanico de posibilidades. El fino y la manzanilla se pueden emplear en cualquier receta que requiera un blanco seco. El amontillado, por sus notas de frutos secos y madera, resulta idóneo para guisos de setas, changurros y para berberechos a la marinera. El oloroso aporta notas especiadas a salsas y reducciones para pollo, cerdo o marisco. Cuando uses vinos para cocinar, recuerda los consejos anteriores. Elije un vino de buena calidad, no necesariamente caro pero sí lo suficientemente bueno para mejorar tu plato. Ya sea que estés buscando un vino para pescado, carne o postre, elegir el adecuado puede ser la clave para convertir tu receta en un plato inolvidable. El Pedro Ximénez, por su parte, agrega una riqueza única al final de la cocción a platos como el estofado de ternera o las codornices guisadas. Los vinos dulces, como el mencionado Pedro Ximénez, son esenciales para postres y platos agridulces, pero, además, bien reducidos son magníficos para acompañar carnes como el cerdo o el pato, equilibrando con su dulzor los sabores salados o ácidos.