Orígenes del gazpacho Hay referencias al gazpacho desde incluso el siglo I a.C. al identificar Virgilio una receta hecha por segadores, que aprovechaban pan majando serpol, ajo y hierbas aromáticas. No obstante, se considera que el gazpacho, con la receta que se conoce actualmente, no pudo comenzar a disfrutarse hasta el siglo XVI, pues requiere de dos ingredientes que no llegaron hasta entonces, el tomate y el pimiento. Aún con estos ingredientes, su creación original también la debemos a los antiguos campesinos, pues fueron ellos quienes aprovechaban restos de comidas anteriores para elaborarlo. Concretamente, además, hablamos de campesinos y jornaleros andaluces. De hecho, se le conoce bajo el nombre de «gazpacho andaluz», ahora bien no hay unanimidad sobre la provincia originaria del mismo.
Antiguamente, esta comida se basaba en realidad en pan seco de varios días, que era mojado en agua y estrujado a mano. Luego se le añadía tomates que también eran estrujados manualmente. Entre los ingredientes adicionales que complementaban la receta tradicional, encontramos ajo machacado en mortero, sal, aceite y vinagre. En ocasiones también se añadían otros ingredientes disponibles según temporada y ubicación, como los pepinos, los pimientos y varias verduras y hortalizas, que se picaban antes de la mezcla.
Es más, en la actualidad hay una amplia diversidad de formas de hacer el gazpacho, en base a la provincia andaluza en la que se elabore.
El proceso de majado también ha ido evolucionando. Tradicionalmente se hacía a mano y hay quien sigue defendiendo esta forma de preparar el gazpacho. Sin embargo, la innovación tecnológica al servicio de la gastronomía, consigue mezclas genuinas con un triturado menos agotador. El resultado en ambos casos, es un gazpacho andaluz delicioso, sobre todo si cuenta con ingredientes de la mejor calidad.