La clasificación habitual del maridaje se basa en dos supuestos: la afinidad y el contraste.
Maridaje por afinidad
se comparan aspectos organolépticos similares.
Maridaje por contraste
se busca justamente lo opuesto.
Si un plato tiene salsa, los sabores de la misma se han de tener en cuenta en la elección de la bebida.
Normas maridaje
Desde Bartalent Lab queremos compartir algunas normas orientativas que te guíen en este particular universo de la fusión en boca.
Porque al final el sabor es una interpretación subjetiva del gusto individual.
Las variables que intervienen en la fusión de una bebida son la intensidad, el peso, el color y la composición química de la misma.
Siempre se debe considerar la textura de los alimentos en la mezcla. Algunos entumecen la boca y dificultan la percepción de la bebida.
Un alimento con alto contenido en grasa se regulará con bebidas carbónicas ácidas que ayuden a limpiar exceso de grasa en la boca, preparando las papilas gustativas encargadas del sentido del gusto para la asimilación de otro sabor.
Un ejemplo práctico podría ser el del queso azul y el vino dulce.
En boca se regulan los componentes químicos de ambos.
La riqueza de sabor de un plato puede ser minimizada a través de una bebida ácida o contrastada con una consistente o untuosa.
Complementar la acidez de un plato con la de una bebida ácida funciona potenciando su sabor.
Y, como en cualquier matrimonio, se debe trabajar para no dejar de sorprender y encontrar nuevas fórmulas con las que alejarse de la rutina teniendo en cuenta estos tipos de maridaje.
Para ello, os recomendamos que no paréis de experimentar, porque es así cómo se llega a fusiones reveladoras.