El ser humano distingue 4 gustos básicos que son: Salado, Amargo, Acido, Dulce.
Un ejemplo de sabor salado y elegante lo encontramos en el vino Viñamar de la Bodega Pago Casa del Blanco Costa de Cantabria, donde sus viñedos crecen bajo la influencia del mar Cantábrico.
Otro ejemplo de ligero amargor de clase y elegante es el que nos encontramos en el vino Eukeni Txakoli de Bodegas Eukeni, que es un vino blanco de Alava que demuestra el buen trabajo que se puede realizar con la uva Hondarribi Zuri.
Vinos con una acidez equilibrada y redondos los encontramos en bodegas La Legua, que con su vino La Legua Crianza demuestra que hay que encontrar el equilibrio entre acidez, cuerpo y estructura, y permite disfrutar de manera muy especial a los afortunados que lo degustan.
Para disfrutar de esta sensación tan particular debemos acercarnos a tomar un vino dulce de Pedro Ximénez como el que hacen las bodegas Pérez Barquero con su Pedro Ximénez Gran Barquero, que combina un dulzor elegante con estructura, acidez y elegancia.
Pero, ¿porqué decimos que este vino tiene sabor a fresa?
Porque cuando catamos el vino notamos las sensaciones del dulce, salado, amargo y ácido, pero a la vez, por los orificios interiores que comunican la nariz con la boca, percibimos los aromas afrutados, de madera u otros.
Estos aromas, con la combinación de los anteriores sabores nos hacen percibir un sabor a fresa, siendo en realidad un aroma a fresa, pero la combinación de gusto y olfato es la definición de sabor del vino y por tanto un acercamiento a conocer mejor los vinos que bebemos.
El vino de fresa más puro.
Vino algo dulce con sabor a fresas de Moguer, cuna de la fresa en España.
Delicado, muy artesanal, siguiendo la famosa fórmula del vino de Naranja de 1870.
Es como saborear fresas en el paladar.
Aprender a diferenciar aromas y sabores es cuestión de practica y de catar vinos diferentes, y en catatu.es puedes hacerlo directamente desde las bodegas.