El pescaito frito no es sólo una receta, es una forma de vivir, de celebrar y de recordar. El "pescaito frito" es una técnica tradicional andaluza que encuentra su máxima expresión en Cádiz. Puntillitas, chocos, boquerones, acedías, pijotas, cazón en adobo... todo pasado por harina fina y frito en aceite limpio y bien caliente. El resultado es un bocado crujiente por fuera y jugoso por dentro, que huele a puerto, a lonja, a cocina de abuela. Comer pescaito aquí es morder el mar en su versión más humilde y gloriosa.
En Cádiz el pescaito no es comida, es memoria, es infancia, es ritual. La clave está en pedir un "surtido": un poco de todo. Puntillitas, boquerones, cazón, chocos... No hace falta plato ni cubiertos. Te recomiendo probarlo tal cual, de pie, con las manos, como un gaditano más.
El pescaito frito de Cádiz es más que una comida: es un pedazo de la ciudad, de su carácter, de su mar. Lo entenderás cuando lo pruebes. Cuando sientas el crujido de una puntillita, el perfume del adobo, el salitre en tus labios. Y entonces, como yo, descubrirás que a veces, vivir mejor empieza por comer más lento, más simple y más auténtico.