Aunque está sometida a múltiples variantes según las sobras disponibles, o el gusto del cocinero, los ingredientes básicos de la sopa castellana son agua o caldo, pan duro, pimentón, laurel, ajo, aceite de oliva y huevo escalfado.
Algunas recetas llegan a usar 15 dientes de ajo por litro de agua.
Puedes darle un toque de sabor añadiéndole huesos de carne o un poco de caldo de carne, pollo o jamón, así como alguna verdura, como coliflor o pimiento.
Sofríe los ajos, pero echa el pimentón cuando ya está fuera del fuego.
Puedes emplear dulce, picante, o incluso ahumado.
Si lo prefieres, utiliza pimentón choricero seco.
Hay especias opcionales a tu gusto, como hojas de laurel, clavo, comino o hierbabuena.
Utiliza pan duro de hogaza, de varios días.
Córtalo en rodajas muy finas para que el agua espese.
Hay gente que los fríe en la misma sartén que los ajos.
La miga no se utiliza.
En las provincias leonesas el pan se añade cuando el caldo ya está cocido, mientras que en las provincias castellanas se cuece el pan en el caldo, según Wikipedia.
Las variantes regionales incorporan otros ingredientes.
En Aragón se incorporan picatostes; en La Rioja trozos de tomate y pimientos; en Euskadi, bacalao y en Andalucía, coliflor o incluso en la costa, trozos de pescado.