Parece ser que los primeros indicios en cuanto a actividad culinaria se refieren, aparecen hace 1,9 millones de años, de la mano del Homo erectus y antes de que el hombre empezase a cultivar.
Relativamente en el tiempo, podemos decir que el ser humano empezó a cocinar casi en los albores de su existencia, probablemente como algo innato a su propia naturaleza.
La cocina surge pues de la necesidad del hombre de alimentarse.
Al principio imitaba a los animales que le rodeaban e ingería frutos, hierbas y raíces, tal cual las ofrece la naturaleza.
Así mismo comían huevos de pájaro y pequeños animales, por supuesto crudos.
Posteriormente el hombre se hizo cazador, así empezó a ingerir proteínas de calidad con lo que el tamaño de su cerebro aumento.
El hombre se convirtió en omnivoro.
La evolución de la cocina fue paralela a la del hombre, éste fue descubriendo nuevas técnicas en la preparación de los alimentos y nuevos métodos de conservación.
Alguna teoría apunta a que todo fue fruto de la casualidad, como casi siempre, y que fueron homínidos anteriores al erectus, los australopitecus, quienes golpeando la carne entre piedras para ablandarla, vieron como saltaban chispas que producían fuego, empezando así a asar los alimentos.